miércoles, 23 de noviembre de 2011

Capitulo Ocho.

Es suave, deliciada, a veces de cristal. Él creia que podía con todo, parecia valiente y seguro de si mismo. La queria, quizas la queria más que a si mismo. Ella no estaba segura de nada, daba pasos a ciegas y temia morir en cada partida, se conocieran por que la vida lo quiso. Pablo ansiaba a toda mujer que pudiera terminar en su cama, robaba corazones sin piedad, y no podia aceptar que hubieran robado el suyo. Carlota era timida y loca le gustaba vivir, pero temia enamorarse, entonces llego Pablo, era alto, su cuerpo era envidiable, tenia unas manos increibles y una mirada penetrante. No era guapo, era guapisimo, nunca se hubiera atrevido a aspirar a él, vivian a menos de 30 metros y hasta que Irene lo quiso ninguno se habia dado cuenta del otro. Fue demasiado tiempo escuchandolo, entregandole sus oidos, muriendose de ganas por ser alguna de ellas, pero para el solo era su mejor amiga. Pablo no pensaba igual, la veia como una mujer imposible, impenetrable, se mostraba tan indiferente a sus historias, era buena, era simpatica, era guapa, tenia los ojos mas azules del mundo, y los labios más apetecibles del universo. Queria amarla, conseguirla pero ella se deslizaba como el jabon entre sus manos.
Era agosto, y ella conocio a alguien. Se le veia radiante, su piel seguia palida, su pelo cada vez mas claro, pero su sonrisa era enorme. La noche del 26 cambio sus vidas.
Estarían todos. Irene habia quedado de llegar a las seis, como le encantaba llegar tarde. A las siete menos cuarto sono el timbre.
-Era hora colega, no deberia ni abrirte.
-No te rayes y abre que voy cargadisima.-Suena el portal y la puerta a los cinco minutos.
-A ver alma de cantaro, ¿para que traes tus planchas si tengo yo las mias?
-Las mias me hacen mejor las ondas, venga manos a la obra que hoy tenemos que ir increibles.
-La verdad esque llevo esperando este dia todo el verano.
Era la fiesta, la fiesta de agosto de todos los años desde que Irene habia conocido a Guille, sus amigos, los nuestros, y mucha mas gente nos reuniamos para olvidarnos por una noche de que existia un mañana, este era nuestro tercer año, y nunca decepcionaba, de aquellas fiestas habian salido más parejas que de peliculas en Hollywood.
Fueron cuatro horas de intensiva peluqueria, maquillaje y vestuario, con alguna que otra gilipollez por el medio, alguna cancion a pleno pulmon y abrazo de extrema felicidad.
-Carlo estas increible, ¿a que se debe? Es por Pablo ¿no? Pillina.
-¡Irene! Estoy con Juan y me gusta, Pablo es pasado e imposible.
-Venga ya, estais locos el uno por el otro, veras que pasa hoy.
-Eres una estupida, son las once, apura que esta tu querido abajo seguro.
-Y el tuyo, vamos rubia enamorada.
Carlota sonrio, sabia que Juan tenia fecha de caducidad, y que nunca iba a olvidar a Pablo aun sin tenerlo, aun si saber que lo tenia.

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